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miércoles, 15 de agosto de 2018

Las violaciones de curas en Pensilvania: 1,356 páginas de espanto


Las violaciones de curas en Pensilvania: 1,356 páginas de espanto

Las 1.356 páginas del informe de un gran jurado de Pensilvania sobre los abusos sexuales de clérigos a más mil menores de edad están repletas de descripciones escalofriantes y de crudos ejemplos de impunidad.

La investigación revela que durante 70 años la cúpula eclesiástica católica encubrió y toleró muchos de los abusos perpetrados por más de 300 sacerdotes.

Por ejemplo, un cura confesó haber cometido en los años ochenta violaciones anales y orales a al menos 15 chicos, uno de ellos de solo siete años.


Cuando se reunió con el depredador sexual, el obispo de la diócesis lo elogió por ser una “persona cándida y sincera” y por los “avances” logrados en controlar su “adicción”. Y cuando finalmente el cura fue expulsado, el obispo declinó explicar los motivos. “Nada más debe indicarse”, escribió.
Las pesquisas destapan una maquinaria despiadada de tolerancia a la pederastia en 54 de los 67 condados de Pensilvania. Pero en muchos casos llega tarde.

La mayoría de los abusos han prescrito por haberse cometido hace tiempo o sus autores ya están muertos. “Pese a algunas reformas institucionales, en general los líderes individuales de la Iglesia han evitado una rendición de cuentas pública. Los curas estaban violando a pequeños niños y niñas, y los hombres de Dios que eran responsables de ellos no solo no hicieron nada, sino que lo ocultaron todo”, reza la conclusión de las pesquisas.

Abundan los ejemplos escabrosos,Un cura violó a una niña de siete años cuando fue a visitarla al hospital después de que la operaran de amígdalas. Otro sacerdote que acabó dimitiendo tras años de acusaciones, pero eso no impidió que la iglesia le hiciera una carta de recomendación para su siguiente empleo: en el complejo Walt Disney World.

En Pittsburgh, la cúpula eclesiástica desestimó las quejas de abuso a un chico de 15 años porque el menor había “buscado” al sacerdote y le “sedujo” para iniciar una relación.

También en Pittsburgh existió una red de curas que se coordinaban entre ellos para utilizar “látigos, violencia y sadismo al violar a sus víctimas, todos menores de edad”, Pero en la evaluación interna la iglesia dijo que eran actividades suaves.

Las pesquisas sugieren que, pese a las reformas prometidas por la cúpula eclesiástica estadounidense y el Vaticano, los patrones de encubrimiento no han desaparecido.

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