El poder de la
mentira
- El mentiroso dice lo que es falso, para que le tengan lástima o para que le ayuden
El
Tayacan 1/10/2018
Ante
las manifestaciones ilegales que los golpistas han cometido contra el pueblo de
Nicaragua la Policía tiene el deber de proteger a la población porque los
derechos humanos son para toda la ciudadanía, no sólo para los terroristas.
Es
difícil, por mucho que nuestro pensamiento sobrevuele las alturas tratando de
encontrar una razón que fundamente lo que algunos le hacen a Nicaragua, divisar
una respuesta para descifrar cómo lograron con el poder de sus mentiras afectar
seriamente lo que tanto nos había costado en los últimos once años.
En
el resentimiento, en la insaciable sed de figuración y de poder de algunos
individuos por realizarse en cualquier área de mando, sin importar la capacidad
que tengan, para decidir, porque lo vital para esas personas no es aportar, no
es ser solución, sino verse escoltado por guardaespaldas y con cámaras de
televisión atrás que les anden sobando la vanidad, que los proyecten bonitos y
que los perfilen ante la sociedad como gentes de poder a las que hay que temer
y, si son amigos, acercárseles.
En lo particular una
conducta así yo la llamo mengalería, pero en lo integral es el gran poder de la
mentira que disparada desde diferentes cañones alcanzó notables objetivos en el
exterior para hacer creer que su mentira es la verdad y que vale para que el
terrorismo, disfrazado de “lucha cívica” valga para hacernos retroceder 50 años
al pasado sin que importen las consecuencias que tenga que pagar el futuro.
En Nicaragua el muro que
Donald Trump representa, se empezó a construir antes del que piensa hacer en
México y ese es el muro de la falsedad que hoy representa barreras de odio
donde impresionantemente los dólares no han disimulado su campaña criminal para
injuriar, calumniar y vilipendiar lo que con tanto esfuerzo ha representado el
proyecto de sacar a nuestro país de donde estaba antes del 2007.
A menudo se dice que las
“mentiras blancas” son compasivas y muchos pecados se justifican aludiendo al
hecho de que son “necesarios” para alcanzar ciertos fines. En otras palabras: el
fin justifica los medios. La mentira, bajo esta perspectiva, puede ser
relativamente buena o medianamente mala. Pero los mandamientos de Dios son
absolutos. “No mentirás” es una orden, no una sugerencia ni una frase puesta a
discusión y eso es lo que desde el 18 de abril se hizo de nuestro país, mentir
y mentir todos los días y, de cualquier forma, por muy baja y ruin que sea.
La primera mentira
relacionada con los seres humanos fue perpetrada por Satanás, en el Huerto del
Edén. El engaño del diablo fue exitoso, y el costo de la caída de Eva y Adán
fue ser expulsados del Paraíso, además de otras muchas consecuencias. La
mentira es un espíritu y conduce a los hombres, y en ocasiones a algunos falsos
profetas, a decir mentiras con diferentes propósitos, pero todos tienen por
motivación el egoísmo, pues la persona que miente busca obtener algo y en este
caso los filibusteros externos e internos, dólares al por mayor, a costo de su
país, de mí país, del país de todos.
El mentiroso dice lo que es
falso, para que le tengan lástima o para que le ayuden y los mentirosos de aquí
quieren la ayuda del Tío Sam para gozar de un poder por el que nunca han
luchado.
El mentiroso exagera para
hacer creer a otros más de lo que es o minimiza para hacer ver lo malo como no
tan malo y de eso nos han dado cátedra en los últimos meses con falsedades
bendecidas desde los púlpitos.
El mentiroso quiere
deshacerse de la consecuencia de sus acciones pecaminosas, y no pagar el precio
y por eso dicen que la policía secuestra, llaman a su violencia protestas
pacíficas y a la libertad destrucción para toda una nación.
El mentiroso cree ser más
listo que otros, y abusa de los crédulos, pero no es sino la falta de
integridad lo que lo coloca temporalmente sobre otros, hasta que su mentira es
descubierta y su reputación se viene abajo como sucede ahora que el
nicaragüense se dio cuenta del falso flete ofrecido que nos quiso conducir a la
debacle.
El mentiroso no calcula bien
y piensa que no será descubierto, pero tarde o temprano la verdad siempre sale
a luz y ahora que muchas Gárgolas están donde deben estar, bien guardadas,
cantan y revelan los nombres de los hechores y de los cerebros intelectuales y
cómo lo hicieron y quien les pagó y por esas mismas razones huyen del país y
hablan de exilio para esconder el terrorismo por el cual hasta hoy han muerto
199 personas.
El mentiroso dice falsedad
para manipular a otros y sacar algún provecho, aunque éste no sea lícito y por
esas mismas razones ahora andan dando conciertos, asistiendo a foros para
reunir algo con lo qué sobrevivir porque aquellos que les dio el imperio no les
durará para siempre porque el águila real te usa por un tiempo y después te
escupe como cualquier cosa.
El mentiroso va
envolviéndose en una red de la que es muy difícil salir si no se detiene a
tiempo. Nadie podrá poner su confianza en él, pues no será digno de ella y eso
ya lo estamos viendo en una iglesia católica que en Nicaragua se despedazó a sí
misma como consecuencia del errado actuar politiquero de alguno de sus obispos.
Aquellos que dicen mentiras
no tienen el respaldo de Dios, sino que abren la puerta al enemigo, quien
siempre está listo para entrar, robar, destruir y matar y eso es lo que nos hizo
el demonio. En cambio, aquellos que son guiados por el espíritu de verdad viven
bajo la protección y el respaldo del Altísimo, quien es fiel y amante de
aquellos que le adoran en espíritu y en verdad.
El mundo de la mentira es un
mundo de esclavitud, mientras que la verdad nos hace libres. Los mandamientos
de Dios son para nuestra protección, y el violarlos nos trae multitud de
sufrimientos. La mentira destruye, la verdad edifica.
Una persona que miente vive
angustiada constantemente, no tiene un buen descanso, pero aquel que dice
verdad tiene paz en su corazón y duerme confiado y yo estoy seguro que la
mayoría de los nicaragüenses dormimos plácidamente porque fuimos la otra cara
de la moneda y supimos, todos juntos, decirle al enemigo, al maligno, al Diablo
que esta nación tiene dueño y que es de Dios y que Él nos hace libre en su
inmensa verdad y que sabrá revelarnos el camino hacia la reconciliación
efectiva para cumplir su promesa de que Nicaragua será luz a las naciones.
Que dios bendiga a Nicaragua.
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